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2006-11-23

Despiden a joven de su centro de trabajo por ideas religiosas

El Papa Juan Pablo II en CubaNC.- Según Noticia Cristiana, un sitio digital desde donde se ejerce el periodismo desde una óptica cristiana, Carlos González Flores un joven cristiano, miembro de la Iglesia Evangélica Pentecostal "Asambleas de Dios", ubicada en las calles Infanta y Santa Marta en el municipio capitalino de Centro Habana, fue expulsado de su centro de trabajo por el delito de predicar la palabra de Dios en horario laborable.

Carlos trabajaba como técnico de refrigeración en la empresa constructora No. 6, ubicada en el poblado de Cojímar del municipio de Habana del Este, cuando el pasado 15 de noviembre fue citado en horas de la tarde por Guillermo Rodríguez, jefe de la oficina de personal de su empresa, quien le comunicó que se le suspendía el contrato de trabajo, por que él se pasaba todo el tiempo predicando la Biblia y la empresa lo que necesitaba era obreros, no misioneros, denunció González Flores.

"Yo siempre he cumplido con la jornada laboral y varias veces resulté destacado por mi labor. Mis compañeros de trabajo nunca se han quejado de mi actitud, esto es un acto de discriminación y de la intolerancia religiosa que todavía se respira en este país. Ya escribí al departamento de asuntos religiosos del Consejo de Estado para ver si se hace justicia, pero realmente no espero resultado alguno ", aseguró Carlos González.
El estado cubano, que es el único posible empleador en Cuba, sí utiliza a los trabajadores para hacer funciones que no tienen nada que ver con la profesión o actividad que desempeña un obrero o un profesional. Cuando el dictador cubano necesita audiencia, habilita todo tipo de transporte para ir por los centros de trabajo y de estudios recogiendo trabajadores y estudiantes, para llenar el lugar donde dará su discurso. El proselitismo político si tiene todas las oportunidades en Cuba, y los que van no lo hacen precisamente por propia voluntad sino con el temor de que si no participan podrían sancionarles e incluso despedirlos.

En Cuba por décadas se persiguió a los creyentes de cualquier opción religiosa. Luego de la visita de Juan Pablo II, el estado experimentó aparentemente una fase de reconciliación con todas las creencias. Permitió la celebración de la Navidad, prohibida décadas antes, y permitió a algunos religiosos entrar a la Universidad, pese a que aún se divulgan y se repiten consignas como “La Universidad es sólo para revolucionarios”. Los llamados “revolucionarios” cubanos no parecen desear en el fondo una especie de “panteísmo político religioso” que pueda cuestionar a su único Dios. Un Dios que, según expertos y analistas, ya muere lentamente víctima de un cáncer terminal.

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